Miley sintió la cálida mirada de Nick sobre ella. Al levantar los ojos, sintió que Justin desaparecía tan rápidamente de sus pensamientos como si no hubiera existido nunca. Nick estaba tan cerca de ella que casi no podía ni respirar. Bajó de nuevo los ojos y los centró sobre la sensual boca de su protector y, sin poder evitarlo, sacó ligeramente la lengua para humedecerse los resecos labios. Nunca en toda su vida se había sentido tan desesperada, tan ansiosa por sentir los labios de un hombre sobre los suyos. El deseo era casi insoportable.
—No serán mis puños lo que tengas que temer de mí —murmuró Nick, de repente—. Yo soy mucho más imaginativo, aunque probablemente también más peligroso...
«Por favor, por favor, bésame. No me importa», pensó Miley, sin poder evitarlo. Entonces, el mágico momento se rompió cuando él se volvió para contestar el teléfono. Ni siquiera lo había oído sonar, tan fuerte había sido el contacto que se había producido entre ellos.
Miley la llevó primero a un exclusivo salón de peluquería para que le arreglaran el cabello.
—¿Cortárselo? —dijo, incrédulo, repitiendo las mismas palabras de la estilista—. ¿Tanto?
Sin pensárselo dos veces, agarró a la joven de la mano y tiró de ella rápidamente para sacarla del salón.
—¿Qué estás haciendo? —preguntó Miley, avergonzada, al notar que todo el mundo se volvía a mirarlos.
—No te pienso dejar en manos de una lunática a la que le encanta utilizar las tijeras...
En aquel momento, una voz femenina rompió el silencio que parecía rodearlos.
—¡Nick!
Una impresionante morena, con ojos felinos y unos labios de vampiresa se acercó a ellos. Sin embargo, a pesar de su elegante porte, se notaba una cierto pánico en su actitud.
—Esa estúpida recepcionista no te ha reconocido, ¿verdad? Que tú salgas de mi salón con el ceño fruncido es muy malo para mi negocio.
—¡La mejor de tus estilistas quiere cortarle esa presiosa melena! —exclamó él, señalando a Miley
—Evidentemente, se trata de una mujer sin imaginación. Yo me ocuparé personalmente de ella. En realidad, solo necesita que se le dé un poco de forma. ¿Quién es? ¿Una de tus primas de Grecia? —añadió la mujer, como si Miley fuera muda.
—Casi no habla inglés —afirmó Nick, ante la incredulidad de Miley, que casi no podía dar crédito a lo que estaba escuchando.
—Supongo que tendrá nombre. Yo me llamo Sly —dijo la mujer, extendiendo una mano, con una manicura perfecta, a la asombrada Miley
—Se llama Fiammetta —dijo Nick, sin inmutarse—. Es muy tímida. Me gustaría que también la maquillaras...
—¿Qué edad tiene?
—La suficiente para poder parecer una mujer —respondió Nick, con voz profunda.
—En ese caso, supongo que estarás pensando hacer algo con respecto a la ropa que lleva puesta —replicó la dueña del salón, entre risas.
Quince minutos más tarde, Miley estaba sentada delante de un espejo mientras Sly le cortaba el cabello con exagerado cuidado.
—Lo que Nick quiere, Nick lo consigue...
Dado que Miley no conocía ni una sola palabra de italiano con la que contestar y no se atrevía a imitar el acento, apretó los labios y guardó silencio. Cuando pudiera estar con Nick a solas, le iba a echar una buena reprimenda por lo que le estaba haciendo. ¿Por qué había tenido que privarla de la habilidad de hablar?
—Ojala yo hablara griego—suspiró Sly—. Me apuesto algo a que tú conoces todos los detalles de la historia. Daría mi brazo derecho por conocer los sucios entresijos de la caída de Selena. Los rumores resultan tan intrigantes...
¿Quién era Selena? ¿Sería alguna ex novia de Nick? Decidió apretar los dientes y aguantar estoicamente la sesión de peluquería y maquillaje. No pudo verse hasta el último momento. Entonces, se limitó a contemplarse con incredulidad. La transformación era increíble.
—Soy la mujer en mi profesión, aunque esté mal que lo diga yo misma —comentó Sly, a! notar el asombro de la ¡oven.
Le había aplicado una sombra grisácea en los párpados, lo que le daba una dramática profundidad y hacía que el color de los ojos resaltara aún más. Sly había conseguido que los pómulos le destacaran como si fuera la modelo de una revista y su boca, maquillada de rosa, parecía tan jugosa como un melocotón.
Nick estaba esperando en recepción, hablando en italiano a través de su teléfono móvil. Al verla, bajó el teléfono y una suave sonrisa se reflejó en su hermosa boca.
—Bella Fiammetta...
En aquel mismo momento, Miley supo que se había enamorado desesperadamente de él. Se sentía luminosa, con una bombilla en medio de la oscuridad. Y era él quien le daba la corriente necesaria para brillar, él el hombre que, por primera vez en dos años, había conseguido que se sintiera orgullosa de sí misma.
Tras colocarla una mano en la espalda, la acompañó de nuevo a la limusina.
—¿Por qué le dijiste a Sly esa mentira de que yo era griega. —le preguntó Miley, tratando de encontrar la furia que había experimentado al conocer a la estilista. Sin embargo, no pudo hallarla.
—Es la chismosa mayor de toda la ciudad. Podría haber hecho que le contaras tu vida entera en solo cinco minutos.
—¡No podía ni hablar! ¡No sé ni una sola palabra de griego!
—Lo sé. Ha sido una jugada muy inteligente por mi parte, ¿verdad? —bromeó —. He conseguido casi el mismo efecto que si os hubiera amordazado a las dos. Sly estaba temblando de pura frustración.
Miley lo golpeó, a modo de broma, sobre las costillas. Entonces, apartó rápidamente la mano, temerosa de haberse mostrado demasiado familiar con Nick. Sin embargo, él solto una risa que el corazón de Miley le diera un golpe en el pecho.
La siguiente parada fue una boutique tan sofisticada, tan grande y con tanto estilo que, cuanto más entraban, más trataba Miley de esconderse tras Nick, avergonzada de su humilde atuendo.
— ¿Qué papel te gustaría representar aquí? ¿El de la hija de un millonario excéntrico? ¿Un miembro de una casa real europea que viaja de incógnito?
—Creo que prefiero ser yo misma, aunque me gustaría que tú te ocuparas de hablar con la dependienta —susurró Miley, al ver que una esbelta mujer se dirigía hacia ellos.
—Lo único que preocupa a todas estas personas es el color de mi dinero —musitó Nick, no sin cierto aire de amargura—. Cuanto más rico eres, más se humillan ante ti estas personas.
—Yo no sé mucho sobre eso, pero espero que no vayas a ser grosero —musitó Miley, muy preocupada.
Inesperadamente, Nick se echó a reír.
La envió sola con la dependienta a la sección de lencería. No prestó atención a los abundantes consejos de la dependienta que trataba de venderle cien artículos de cada prenda, por no hablar de cosas que Miley ni siquiera había sabido que existían. Al final, se decidió simplemente por varios juegos de sujetador y braguitas. Decidió que no necesitaba camisón, dado que había encontrado uno en la bolsa que Ezio le había dado y que le servía muy bien. No era ninguna manirrota. Su conciencia le advirtió que no estaba bien que dejara que Nick se gastara su dinero en ella. Sin embargo, lo estaba haciendo sonreír y bromear. Solo por eso, podría dejar que le comprara cien sacos de abono si era aquello lo que quería.
—Esta es la parte que me gusta más —anunció Nick, cuando Miley volvió a reunirse con él. Estaba sentado sobre un taburete, al lado de un mini bar, en una espaciosa sala que contenía una pequeña pasarela—, ¿Te apetece un poco de champán?
—¿Qué es lo que ocurre ahora? —quiso saber Miley mientras se subía con dificultad a otro taburete y aceptaba la copa que él le ofrecía.
—Las modelos muestran las creaciones. Nosotros elegimos lo que nos gusta y entonces tú te lo pruebas.
—Veo que ya has hecho esto antes —dijo ella.
Descubrió que no le gustaba la idea de que hubiera hecho aquello mismo con otras mujeres.
—Pero nunca sin que me lo pidan o me engañen para que lo haga —confesó Nick, tristemente.
—Si es eso lo que sentías, simplemente deberías haber dicho que no —afirmó Miley, asombrada de que ciertas mujeres pudieran llegar a tales extremos solo por avaricia—. Es decir, esto no ha sido idea mía y no parece estar divirtiéndote mucho más que a mí así que ¿por qué no lo dejamos ya? Por favor...
—Yo no quiero dejarlo —replicó él, agarrándole un rizo y enredándoselo en el dedo—. Quiero ver que estás hermosa...
—No puedo ser lo que no soy... —susurró ella, muy confusa.
—Tú puedes ser lo que quieras ser, cara...
Miley lo miró a los ojos y sintió que el corazón empezaba a latirle a toda velocidad. La cautela que las últimas y duras lecciones que la vida le había enseñado le obligaron a tener los pies en el suelo. Sabía que los cuentos de hadas no existían en la vida real. Sin embargo, cuando separó ligeramente los labios para tomar oxígeno, notó que Nick se acercaba a ella y que le acariciaba suavemente la boca con la punta de la lengua. Solo duró un segundo, pero sintió una corriente eléctrica que se abrió paso a través de ella e hizo que su cuerpo respondiera de un modo instantáneo, apasionado. Aquella sensación le había producido tanto placer que se echó a temblar, y se habría caído al suelo si él no la hubiera rodeado con un brazo para evitarlo.
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Chica/os: Mientras subia el capitulo veo mi DVD de Miley ahah lo podria ver un millon de veces y no me cansare jamas ahaha <3, bueno sigo asi mal dle resfrido hoy todos me decian que dijiste varyy? asdasd
yaa als quiero gracias x los comentarios. & Oren por Japon
Varyy
OMG!! je je se esta poniendo muy buena seguila prontooo un besito grande... tkmmm :D
ResponderEliminarahhhhhhhhhhhhhhhhhh
ResponderEliminark emocionate
se esta poniendooooo
me facinooooooo♥♥♥♥♥♥
espero el proximo no tardes me dejaste con la incognitaa!!!!!!
Hahahah pobre qe deciaz zi iio tambien actualmente eztoii = ez orrible
ResponderEliminarEztuvo ermozo el qap awwwww el primer bezo juntoz wiiiiiiiiiii
Hahahaha pobre Sly zin poder enterarze de nada
Qe LinDa Miley zin qerer aprvexarze de Nick
n.n
zigo whit the next