jueves, 24 de marzo de 2011

"Ελληνικό Πάθος" Cap.13 HOT

—He pedido que nos envíen las maletas a la casa. Supongo que podrás pasar sin Timothy hasta mañana, cuando todos nos reuniremos en el aeropuerto.
Miley tragó saliva y asintió. No había sido una boda muy especial. Sin embargo, deseaba que aquel matrimonio funcionara, pero no le parecía que hubieran empezado con muy buen pie.
—¿Sigues enamorado de ella? —preguntó, antes de que pudiera tragarse las palabras.
—No.
Aquella respuesta la alivió y sintió que se relajaba la tensión que había experimentado hasta aquel instante. Evidentemente, había pasado algo muy importante como para que Nick rompiera aquel compromiso. No le parecía que Nick fuera un hombre que se dejara llevar por el ímpetu de un momento. Además, no era que tuviera que entristecerse por tener que compartir un amor que ya de entrada no tenía.
Unos minutos más tarde, llegaron a una enorme mansión, rodeada por un impresionante jardín.

—¿Es muy vieja? —preguntó Miley, admirando las ventanas y los torreones.
—La parte más antigua data del siglo XII, pero el edificio principal se realizó hace cuatro siglos, aunque, por supuesto, ha sido rehabilitado en muchas ocasiones desde entonces. Esta era la casa en la que residía la familia de mi madre. Ella se aloja aquí durante los meses más cálidos del año —le explicó, mientras la ayudaba a salir de la limusina.
Había una vieja inscripción sobre la puerta de entrada. Nick le explicó que eran palabras de bienvenida para los visitantes a la mansión. Entonces, tomó a su esposa en brazos y atravesó el umbral como manda la tradición. Miley notó que no se veía a nadie, ni siquiera a quien había abierto la puerta.
—Se ha requerido al personal que se comporten con reserva —la informó Nick.
Miley miró a su alrededor. Comprobó que un enorme fuego ardía en una imponente chimenea de piedra. La casa tenía un ambiente de paz y comodidad.

—Es una casa preciosa.
—¿No te parece un poco antigua y pasada de moda?
—No, es maravillosa. De hecho, parece una casa de verdad, ¿sabes? No es tan perfecta y tan moderna como tu casa de la ciudad.
—Debo confesar que siempre me ha encantado tal y como es. De niño, solía corretear por aquí con mis primos ingleses.
—¿Cómo eras de niño? —preguntó ella, sin poder evitar querer saber más sobre el hombre del que estaba enamorada.
—Estaba muy mimado. Es el típico síndrome del hijo único. Me daban todo lo que quería y mucho más cara mía... ¡Ah, se me olvidaba que los términos cariñosos están completamente prohibidos! —bromeó.
—No ahora que estamos casados —susurró ella, temblando al sentir que él le colocaba la mano en la cintura y la estrechaba contra su cuerpo.
—¿Y eso importa?

Miley asintió. Nick jugueteó de nuevo con los rizos de su cabello y vio cómo ella respondía a sus caricias y se arqueaba contra su cuerpo. Entonces, él inclinó la cabeza sobre su esposa y la besó con una pasión tan irresistible que ella sintió de la cabeza a los pies
Antes de que se diera cuenta, Nick la había tomado en brazos y la llevaba escaleras arriba. Con un golpe del hombro, abrió la puerta de una habitación.
—Te cerraré las cortinas si quieres...
Eran solo las primeras horas de la tarde. Miley se sonrojó y sacudió la cabeza. Entonces, admiró el enorme dormitorio, con una imponente cama con dosel. Sobre una mesa cercana, había un precioso centro de lirios y en la chimenea ardía un fuego.
Nick la dejó sobre el suelo y empezó a quitarle las joyas una a una.
Nick le mostró un impresionante cuarto de baño de estilo Victoriano, que tenía su propia chimenea, Nick se quitó la corbata y se desabrochó el cuello de la camisa. Entonces, volvieron juntos al dormitorio. Allí, Nick dejó la chaqueta sobre una silla.
De repente, Miley se sintió muy tímida, como si nunca antes hubiera experimentado el amor con él.

—Me alegro de que no te cambiaras de traje, bella mía. Me he pasado todo el día fantaseando sobre este corpiño...
—¿De verdad? —preguntó ella.

Al oír aquellas palabras, había sentido como si su cuerpo volviera a la vida, como si los pezones se le irguieran bajo el corpiño ansiando las caricias que le prometía la noche.
—Me encanta cómo me miras... Lo haces como si, para ti, no hubiera otro hombre en el mundo.
Y así era, pero no se trataba de un sentimiento al que Miley quisiera darle publicidad, sobre todo, cuando el objeto de tanta adoración era un hombre que le había dicho que «podría llegar a sentir cariño por ella». Sin embargo, deseaba que la amara, de verdad, como había amado a su ex novia....
—Eres toda calidez, promesa y deseo... Y me enciendes cada vez que te miro...
—Oh.
Miley suspiró al sentir que Nick le besaba dulcemente un hombro. Sabía exactamente cómo tocarla...
—Tu vestido encaja perfectamente con la decoración de esa habitación. Yo debería llevar una de esas casacas de estilo Tudor y un sombrero de plumas —bromeó Nick.
—Seguro que los novios de aquel entonces eran unos cerdos.
—No necesariamente. Hay cartas de amor y diarios en la biblioteca que hay abajo que cuentan una historia muy diferente —explicó Nick, mientras iba soltándole poco a poco los lazos del corpiño.
Cuando terminó de retirárselo por completo, descubrió que Miley no llevaba sujetador.
—Es que se me veía a través de la seda del vestido, por la espalda. Por eso me lo quité...
—No te disculpes por algo que me gusta, cara...

Poco a poco, fue bajándole el vestido hasta que este se le quedó sobre las caderas. Los pechos quedaron al descubierto y Miley contuvo el aliento cuando Nick se los acarició con dedos expertos, atrapando los henchidos pezones entre los dedos...
Aquellas caricias la encendieron por dentro. Las piernas le empezaron a temblar y se vio consumida en su totalidad por el poder del modo en que reaccionaba su cuerpo ante las caricias de su esposo. Entonces, Nick la tomó entre sus brazos y la tumbó sobre la cama
—El modo en que respondes a mis caricias es el mayor estímulo erótico que he sentido nunca.
Aquella afirmación pareció dar ánimos a Miley, y al mismo tiempo, socavar su resistencia. La debilidad se apoderó de ella al sentir que Nick le quitaba los zapatos y empezaba a bajarle el vestido muy lentamente.

—Dio mio... —susurró, al ver las delicadas braguitas y las medias hasta el muslo que Miley llevaba puestas—. Te doy una de las notas más altas por sorprenderme.
—¿Qué tengo que hacer para que me des un diez?
—Solo debes seguir tumbada. Durante las dos próximas semanas tengo la intención de enseñarte todo lo que quiero que sepas, bella mía.
Miley observó mientras Nick se quitaba la camisa y los pantalones. Era tan hermoso que lo miró, extasiada, sin poder apartar los ojos de él. Habían pasado cuatro días desde que la primera vez que hicieron el amor y, sin embargo, a Miley le parecían meses.

—¿Eres una chica tradicional?
—Sí.
—Entonces, ¿qué era viejo?
—Las joyas que tú me prestaste.
—No es un préstamo. Ese juego es solo una pequeña parte de todo lo que te corresponde —la informó Nick, mientras jugueteaba con la goma de una de las medias—. Yo soy la cabeza de mi familia y tú eres mi esposa.
Entonces, la besó. Sin embargo, fue diferente de la última vez de un modo que Miley no pudo identificar. A los pocos segundos, ya había perdido la capacidad de raciocinio. Una agradable sensación estaba empezando a calentarla en los lugares más íntimos. Sin poder evitarlo, hundió los dedos en el espeso cabello de Nick y se alzó para estar más cerca de él. Le resultaba imposible contener la urgencia de su deseo.

—Tenemos toda la noche —susurró Nick, volviendo a colocarle las manos sobre la cama—. Quiero que esto dure...
—No quiero suplicar —musitó ella, recordando cómo se había comportado la última vez.
—Esta vez no será así...
Volvió a besarla, tan dulcemente, pero de un modo tan intenso a la vez que Miley sintió el despertar de su deseo. Nick la excitaba de un modo increíble...
Él se tumbó sobre ella y empezó a lamerle delicadamente los pezones, haciéndola gemir de placer. Siguió bajando, muy lentamente y empezó a bajarle las braguitas de un modo tan sutil que Miley casi ni se dio cuenta.
—Relájate...
Ella no podía comprender aquella orden, cuando le estaba haciendo cosas con las que le era imposible relajarse. Cerró los ojos y se concentró solamente en el húmedo curso que los labios de Nick iban dejando sobre su piel. Iba bajando cada vez más, haciendo que Miley se arqueara contra su boca.
—Estate quieta....
---Qué es lo que vas a hacer?
—¿Qué es lo que te parece?
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Chica/os: Espero que les guste este otro capitulo uno mas y ya estaria la mataron :B es por los dias que no subi capitulo, lo siento ya explique mucho que hacer D: bueno denuevo agradesco los 98 seguidores...Las quieroo

                            Varyy



1 comentario:

  1. Awwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwww!!!
    Lo uniqo qe puedo dezir no ze qomo dezcribir ezte qap
    Ermozizmoooooooooooooooooooooo
    Zigoo...

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