miércoles, 16 de marzo de 2011

"Ελληνικό Πάθος" Cap.4 HOT

—Encantada de conocerlo —susurró tímidamente.
Ezio habló con una criada que esperaba a la puerta en su idioma materno y luego le hizo un gesto a ella para que pasara. Miley se sentía extraña, fuera de lugar. Muy intimidada por lo que la rodeaba, contempló la imponente escalera y los cuadros tan hermosos que adornaban las paredes.
—Por aquí, señorita Cyrus.
—¿Cuál es su idioma materno? —preguntó ella, para llenar el silencio.
—Griego.

Ezio la acompañó hasta una lujosa sala. Opulentos sofás y una enorme chimenea le hicieron pensar que aquello hubiera sido lo que ella hubiera considerado el salón de la casa. En la chimenea, ardía el fuego. Miley no había visto un fuego desde que se había marchado de su casa y, sin poder evitarlo, pensó en la cocina de la granja, en la que se sentaba con sus padres en las frías noches de invierno.
Ezio le extendió un cuaderno de notas y un bolígrafo.

—¿Quiere escribir lo que necesita para su hijo y para usted?
—¿Lo que necesito?
—Sí, lo que requiera.
—No tengo dinero —susurró, enrojeciéndose de nuevo.
—Eso no es problema alguno.
El silencio que Ezio le dedicó le obligó a escribir algo. Decidió poner pañales y comida y zumos para su hijo. Sabía que la suerte le había sonreído, pero no iba a aprovecharse más de lo debido. Seguramente tendría la oportunidad de lavarse la ropa.
—Debería anotar más cosas —le dijo Ezio, con voz ronca, cuando ella le entregó el cuaderno.

Miley negó con la cabeza. Hasta poner las necesidades más básicas le había dolido. No quería que Nick Jonas gastara en ellos más dinero de lo necesario.
Subió con Ezio la imponente escalera. Los muebles que había en el descansillo parecían dignos de los de un palacio. Cuando el hombre le mostró su habitación, le pareció fabulosa. Tenía un cuarto de baño anexo y una pequeña habitación con una cunita para un bebé y juguetes casi nuevos.
De repente, se le ocurrió que, tal vez, Nick Jonas era un hombre casado y con hijos. A pesar de que sintió un gran vacío en el vientre, se lo preguntó a Ezio enseguida.
—El jefe está... soltero —dijo Ezio, tras un momento de duda—, pero a menudo recibe visitas de parientes con niños pequeños. Los Jonas son una familia muy grande.

Después de que Ezio se marchara, Miley se contempló en un espejo. Tenía los pantalones muy sucios, sobre todo por la parte trasera, probablemente de cuando se cayó. Tras agarrar un par de juguetes de la cuna, se llevó a Timmie al cuarto de baño y lo colocó encima de una toalla. Entonces, se desnudó y, tras tirar la ropa en la bañera, se metió en la ducha. Mantuvo la puerta ligeramente abierta para vigilar a su pequeño, pero a pesar de todo sentir el agua corriéndole por la piel fue una gloria. Se enjabonó el cabello y se lo acondicionó por primera vez en muchos meses. Después, se lavó la ropa, pero se sorprendió al ver que no había radiadores. En aquel momento, alguien llamó a la puerta de la habitación.
Tras envolverse en una toalla, Miley abrió ligeramente la puerta. Era Ezio, con una enorme bolsa del algodón en la mano.

—¿Dónde están los radiadores? —le preguntó.
—No hay. La calefacción va por el suelo.
—Oh...
—Esta bolsa contiene ropa que se han olvidado otros invitados. Podría haber algo que le sirviera a usted o a Timmie.
—No puedo ponerme las cosas de otra persona. Se pondría furiosa...
—Estamos hablando de personas muy ricas. No echan de menos nunca lo que olvidan. Simplemente se compran más cosas —le dijo el hombre, amablemente—. Dejaré la bolsa al otro lado de la puerta.
—Gracias, Ezio —susurró Miley.
—De nada. Sin embargo —añadió, tras aclararse la garganta—, si no le importa que le dé un consejo, no preste demasiada atención al jefe. En estos momentos, no es él mismo y supongo que no quiere que lo hagan sufrir, señorita...

¿Que no era él mismo? ¿Que Miley no quería que lo hicieran sufrir? ¿Qué significaba aquello? De repente, el rostro de Miley se tiño de escarlata. Dios santo... ¿Se habría dado cuenta Ezio sobre cómo Miley se sonrojaba y se comportaba como una colegiala cuando estaba cerca de Nick Jonas? ¿Qué otra cosa había podido querer hacer sino advertirla para que no se hiciera ilusiones?

-QUE Miley está haciendo qué? —bufó Nick, con incredulidad.
—Ya casi ha terminado de fregar el suelo de la cocina, jefe —repitió Ezio, de mala gana—. Ha estado limpiando el polvo, fregando y sacándole brillo a las cosas todo el día, pero aparte de tratar de impedírselo no ha habido nada que pueda hacer. Tiene mucho aguante, pero está a punto de desfallecer...
—El suelo de la cocina —rugió Nick, mientras bajaba por la puerta que llevaba al sótano y en la que se situaba la zona de servicios de la casa.

Su estado de ánimo no mejoró cuando se equivocó de puerta y se encontró en la sala de calderas. Hacía mucho tiempo desde la última vez que había visitado la cocina...
Cuando finalmente la localizó, lo primero que vio fue a Timmie, subido en una trona y completamente dormido. La cabeza del pequeño, cubierta de oscuros rizos, descansaba sobre la bandeja de la trona. Tenía una tacita en la mano y parecía un marinero borracho en miniatura. Tenías las piernecitas cubiertas por... unas medias. ¿Y qué eran todos aquellos encajes que tenía alrededor del cuello? «Dios mio», pensó. Timmie llevaba puesto un vestido de niña, realizado en lana y con el cuello de encaje. Este descubrimiento dejó profundamente afectado a Nick.

Giró para entrar en la cocina propiamente dicha, que tenía más de doce metros de profundidad. Entonces fijó su asombrada mirada en el trasero femenino que se contoneaba de un lado a otro, Miley estaba de rodillas sobre el suelo, con un cubo al lado, y estaba restregando las losetas del suelo como si se tratara de una doncella victoriana. Sin embargo, la visión de aquella parte tan femenina hizo que se detuviera unos segundos. Cada línea de la tela se le ceñía deliciosamente a las curvas...
Sin previo aviso, Nick sintió un ataque de poderoso deseos, a pesar de que todos sus músculos se tensaron para oponer resistencia. Cuatro semanas sin sexo lo habían convertido en un animal, listo para abalanzarse sobre cualquier mujer. Apretó los puños con fuerza para concentrarse y así conseguir que su miembro viril volviera a proporciones más adecuadas
—¡Levántate del suelo! —gritó entonces, lleno de ira.
Miley se dio la vuelta sobre las rodillas, completamente asustada. Al hacerlo, golpeó sin querer el cubo e hizo que este se volcara ruidosamente contra el suelo.
—¡Mira lo que me has hecho hacer! —exclamó ella, completamente desolada.
—¿Cómo te atreves a venir aquí y empezar a fregar los suelos de mi casa?
Muy lentamente, Miley se puso de pie. Llevaba puesto un vestido demasiado grande para ella, con un amplio escote que le dejaba un hombro al descubierto. Sin embargo, el verde destacaba de un modo increíble sobre su delicada y clara piel.
—Lo siento, creí que...
En aquel momento, Nick notó que la joven se tambaleaba y que su rostro se ponía, literalmente, de color blanco. Por encima del agua que se había derramado, se acercó a ella y la tomó en brazos antes de que se desmayara delante de él.
—¿Cómo has podido ser tan tonta? ¿Acaso crees que te he invitado a mi casa para que ejerzas de esclava para mí?
—Solo quería ser útil —susurró Miley, mientras aspiraba el ligero aroma que emanaba la chaqueta de Nick, que tenía tan cerca de la nariz.

Tenerla entre sus brazos no era lo más adecuado para que la creciente excitación de Nick remitiera. Se sentía furioso consigo mismo, con ella. No estaba acostumbrado a sufrir aquella falta de control cuando estaba con una mujer. Se sentía muy tentado a decirle que si quería resultar útil, tenía un completo catálogo de distracciones que no tenían nada que ver con las obligaciones domésticas. Rápidamente, apartó de sí aquellos pensamientos y se dirigió con ella hacia la puerta de la cocina.
Allí descubrió a Ezio, que contemplaba absorto al pequeño Timmie.

—Sube a Timmie a su cuarto y quítale ese estúpido vestido —le dijo a Ezio.
—Solo se lo puse para que estuviera abrigado mientras se le secaban sus propias ropas —protestó Miley—. No sabe que es un vestido.
—¡Podrías estar dañando su identidad sexual de por vida!
—¿Eso crees? —le preguntó ella, mientras Nick la llevaba hacia un ascensor del que Miley no había tenido noticias hasta entonces.
Una vez dentro, la dejó en el suelo y apretó el botón sin esperar a Ezio. La puerta se cerró rápidamente.
—El suelo está ahora hecho un asco —se lamentó Miley—. No puedo dejarlo así.
—Cállate —susurró Nick, mientras trataba de respirar lenta y profundamente, con los ojos cerrados.

Había tenido un día terrible, prohibiendo que le pasaran llamadas de Selena, haciendo que su secretaria se encargara de cancelar los preparativos de la boda y tratando de evitar las miradas de especulación que veía en ¡os ojos de sus empleados. Nick Jonas y Selena, una pareja de ensueño, habían roto. Toda su vida había estado pendiente de guardar su intimidad y, en aquellos momentos, cuando las circunstancias lo habían puesto en una situación muy humillante para él, en lo único que podía pensar era en el sexo con aquella jovencita, casi una desconocida.
Miley guardó silencio y sintió que el ambiente se iba cargando por momentos. Cuando Nick abrió los ojos y la miró, ella sintió que el reducido espacio del ascensor se llenaba de una extraña excitación que la hacía vibrar a pesar del agotamiento que sentía. No sabía por qué hasta entonces nunca había sido tan consciente del magnetismo de una poderosa masculinidad.
Por fin tuvo que admitir que se sentía muy atraída por Nick Jonas, tanto que casi no podía pensar con coherencia. Aquello la aturdió mucho, dado que ni siquiera Justin la había hecho reaccionar de aquel modo con solo mirarla. Justin nunca le había hecho ansiar sus caricias...

—Siento haberte hablado de ese modo —murmuró Nick, secamente, mientras se echaba a un lado para que ella pudiera salir del ascensor. Ella asintió ligeramente para aceptar sus disculpas—. Ahora, vete a descansar. Haré que te envíen algo para cenar.
—No tengo hambre —susurró Miley, con voz temblorosa, ya sin poder mirarlo.

Entonces, escuchó cómo Nick se alejaba de ella. Se despreciaba por lo que había sentido unos minutos antes. Un hombre como Nick Jonas no le prestaría ninguna atención. Afortunadamente. Era completamente inútil en la cama. «Frígida como un cadáver». Al recordar aquella penosa descripción de cómo Justin había definido su actitud en la cama, rememoró también que no había disfrutado en absoluto de aquella única sesión de intimidad física. Lo único bueno que había salido de todo aquello había sido la concepción de Timmie.
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Chica/os: Siento no averselos puesto el capitulo ams temprano estoy con un resfriado de esos que solo me dan a mi, me tiran a la cama y me dejan mal, hoy estube con fiebre todo el santo dia y bueno...no tengo voz la perdi casi por completo eso me pasa por ser una niña desobediente, bueno tambien tengo una gran noticia es que la amada y hermosa Demi Lovato volvio a twitter <3, asdasd bueno les subire otro cao, gracias x los 7 comentarios

2 comentarios:

  1. no importa espero que te mejores

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  2. MaldiTo Justin otra vz!!!
    Ahhhh
    Pobre Timmie hahhaha qon un veztidito!!!
    Y Nick penzando en qozaz qe no vienen al qazo hahhahahaha!!
    Pobre!!!
    Zigo qon el proximo qap
    ^^

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