Nicholas Jonas cortó la comunicación telefónica con gesto de
preocupación. Con que la salud de Anton fallaba. Ya que su padrino tenía
ochenta y dos años, no tendría que resultar una sorpresa, sin embargo...
Se levantó de detrás de su escritorio y cruzó el espacioso
despacho en el moderno edificio de cristal y acero que albergaba las oficinas
centrales en Londres del Banco Mercantil Jonas, una construcción tan elegante
como su dueño.
Pero a Nicholas le daba igual su entorno. Su mente estaba en
Anton Dysart, su tutor desde que tenía doce años, un verdadero excéntrico
inglés, un solterón que se había dedicado toda su vida al estudio de mariposas
raras, y el hombre más adorable del mundo. Mentalmente, Anton y Nicholas eran
polos opuestos, como si procedieran de distintos planetas, pero Nicholas lo
quería. De repente se dio cuenta de que lo único que Anton le había pedido
quedaba aún por hacer y el tiempo no esperaba.
Unos golpes en la puerta precedieron la entrada de su ayudante
ejecutivo, Bruce Gregory. Aunque normalmente era el modelo de la eficiencia,
Bruce se quedó en el umbral indeciso, sujetando en la mano una hoja de papel
con los dedos agarrotados.
-¿Sí? -preguntó Nicholas con impaciencia. El rubio joven
carraspeó.
-El chequeo aleatorio de seguridad ha descubierto un empleado
con problemas financieros.
-Ya sabes las reglas. Las deudas son motivo de despido
inmediato. Tenemos demasiada información confidencial para correr tal riesgo.
En todos los contratos de los empleados figuraba esa cláusula.
Bruce hizo una mueca.
-Esta empleada ocupa un puesto de poca importancia, Nicholas.
-No veo que eso cambie nada -dijo, sin tiempo ni conmiseración
para aquellos que rompían las reglas. Nicholas despreciaba la debilidad y la
utilizaba sin miramientos cuando la descubría en sus adversarios.
-En realidad... es Miley.
Nicholas se quedó quieto. Bruce se concentró en mirar la pared
para no verle la sonrisa de triunfo. Todo el mundo sabía que Miley, un auxiliar
administrativo en la última planta, sacaba a Nicholas de sus casillas.
No tenía ni una sola cualidad que no irritase a su frío y
sofisticado jefe. En las últimas semanas lo había oído censurar su aspecto
desaliñado, su torpeza, su alegre charla, sus constantes colectas para
caridades desconocidas, y, había que admitirlo, su nivel de incompetencia en el
negocio, que la había convertido en la mascota de la oficina. Nicholas era el
único a quien no había afectado la cálida y cariñosa personalidad que la hacían
tan querida por todos.
Lo cierto es que si se hubiese presentado a una entrevista
nunca habría conseguido el trabajo. No tenía titulación. Fue Anton Dysart quien
le pidió a Nicholas que le diese el trabajo. El departamento de personal se
había ocupado de ello, pero habían encontrado la tarea un poco difícil, ya que
Miley era totalmente incapaz de comprender la tecnología. Había ido pasando de
departamento en departamento hasta llegar al último piso, algo que le había
encantado a su protector, pero que desgraciadamente la había acercado al radio
inmediato de Nicholas.
Nicholas extendió la mano y Bruce le dio el papel con
manifiesta reticencia.
Mirando la hoja, Nicholas levantó lentamente una negra ceja.
Era evidente que Miley Cyrus llevaba una doble vida. La lista de acreedores
incluía una conocida decoradora de interiores y el tipo de gastos que sólo
podían corresponder a fiestas con alto consumo de alcohol.
Conque su apariencia inocente era una fachada... Durante un
segundo pensó en lo horrorizado que estaría Anton, que la creía una chica
decente de costumbres hogareñas.
-Es evidente que ha sido bastante estúpida, pero si la
echamos, se hundirá como una piedra-dijo Bruce-. Ella no se ocupa de nada
confidencial, Nicholas...
-Tiene acceso.
-Realmente no creo que tenga la suficiente inteligencia como
para usar ese tipo de información- dijo Bruce tenso.
Nicholas lo miró.
-¿A ti también te ha engañado, eh?
-¿Engañado? -se dibujó en su cara un gesto de extrañeza.
-Ahora me doy cuenta de por qué siempre parece dormida. Será
la resaca.
-Supongo que el señor Dysart se sentirá consternado cuando no
la encuentre aquí en su próxima visita -dijo Bruce quemando su último cartucho
en defensa de Miley.
-Anton no está bien. Dudo que venga a Londres en un futuro
próximo.
-Lamento oírlo -dijo Bruce, estudiando la cara fría en la que
no podía leer nada-. Le pasaré la información de Miley a Personal.
-No, me ocuparé de ello personalmente -lo contradijo
Nicholas-. Veré a la señorita Cyrus a las cuatro.
-Se sentirá muy mal, Nicholas.
-Me parece que soy capaz de ocuparme de ello -dijo Nicholas,
con un tono de voz que hizo a Bruce ruborizarse e irse.
Solo otra vez, Nicholas estudió la lista de acreedores con los
ojos entrecerrados. Anton quería mucho a la pequeña Miley. En realidad, en
apariencia Miley era el tipo de mujer que su padrino le encantaría que le
presentase como la futura señora Jonas, la clase de chica que no intimidaría a
un inocente y viejo solterón totalmente al margen de los retos que presentaba
la cercanía del nuevo milenio.
Así que ahí estaba. Por fin admitía que había desilusionado a
su padrino, Nicholas se dijo con reticencia exasperada. Anton siempre había
deseado que Nicholas se casase y tuviese una familia. Y fuesen felices y
comiesen perdices, añadió para sí, recordando con ironía a su volátil padre
español y aún más volátil madre italiana, que sumaban ente los dos media docena
de matrimonios fallidos antes de morir jóvenes e infelices.
Casino - Dr. MD
ResponderEliminarA 이천 출장샵 great location and a 영주 출장마사지 great place to meet friends 과천 출장안마 and 이천 출장마사지 family. We'll keep you posted on the details here. 계룡 출장안마 The casino is located in San Manuel, California.