Liam meneó su elegante cabeza, como sorprendido por haber
hecho tal descubrimiento y se fue, dejándola que se ocupara de las montañas de
platos sucios que se apilaban en todas las superficies posibles.
Casi bonita. El primer cumplido que Liam se dignaba a hacerle.
Miley se quedó en el centro de la mugrienta cocina con una expresión soñadora
en la cara. Quizás la dieta desintoxicante ya empezaba a funcionar si Liam por
fin se había dado cuenta de que era una mujer...
Sintiéndose como alguien con una misión que transformaría su
vida, Miley se juró estar en el gimnasio a primera hora la mañana siguiente.
Canturreando alegremente, lavó los platos, fregó el suelo y limpió el fogón.
-¡No sé cómo lo logras! -exclamó Liam apreciativo mientras se
ponía la chaqueta del elegante traje-. ¿Qué haría sin ti, Miley?
Miley esbozó una sonrisa radiante.
-Me voy, pero no es necesario que te des prisa -le aseguró Liam-.
Y si encuentras un minuto para pasar la aspiradora en el salón, te lo
agradecería.
-No hay problema -se apresuró a decirle-. ¿Ya funciona la
lavadora?
-No. El técnico viene el miércoles.
Miley lo siguió hasta la puerta de entrada con aspecto de
estar pisando suelo sagrado.
-¿Una cita? -preguntó con estudiada indiferencia.
-Sí. Es guapísima -rió Liam-. ¡Hasta luego, Miley!
Miley llegó a la imponente casa de Nicholas Jonas después de
las diez, porque no quiso irse del apartamento de Liam sin haber antes lustrado
todos los muebles y aspirado cada centímetro de la alfombra. Tocó el timbre y
respondió al saludo de Fisher con una sonrisa ausente antes de dirigirse a su
habitación.
Nicholas, que salía de una de los elegantes salones de
recepción, la tomó totalmente por sorpresa.
-¿Dónde te habías metido?
-¿Per... perdona? -tartamudeó Miley.
-Esperaba un informe de tu progreso a las seis y ya te habías
ido -informó Nicholas, adusto.
-Oh... estaba con Liam -le dijo ausente, estudiando sus
facciones. Una serie de estúpidas comparaciones se le ocurrían. Nicholas era
más fuerte, más atlético que Liam, su piel de tono dorado, mientras que la de Liam
era blanca. Nicholas llevaba un corte de pelo que moldeaba perfectamente su
cabeza y el adorable pelo rubio de Liam caía sobre la frente... ¿Dios mío? ¿Qué
hacía estudiando cada detalle de su apariencia, cuando antes ni se atrevía a
mirarlo?
Tenía un aspecto tan inmaculado, tan perfecto... ¿Cómo lo
lograba? Ahí estaba ella, con la camiseta manchada de fregar, el pelo revuelto
por el viento y los zapatos sucios.
-¿Quién es Liam? ¿Tu novio?
-No, no tengo novio... Liam es sólo... Liam.
-¿Liam? -preguntó Nicholas impaciente, elevando una ceja
azabache.
-Liam Lewis -la mirada de sus ojos azules se hizo más ausepte
todavía-. Yo lo quiero, pero él no me mira con esos ojos, aunque creo que está
a punto...
-Y yo estoy a punto de que me dé un ataque. Espero que no le
hayas dicho nada de nuestro acuerdo particular.
-Oh, no. Liam y yo no tenemos ese tipo de conversación. Nada
profundo.
La puerta del salón de donde había salido Nicholas se abrió y
una rubia preciosa que llevaba un elegante vestido negro de tirantes se asomó.
-¿Problemas con el servicio, Nicholas?
Nicholas distrajo su frustrada atención de Miley para
sonreírle.
-No te preocupes, Lisette.
Miley se fue a su habitación y saludó a Spike en su canasta.
Luego le dio de comer a Nicholas, el pez, sintiéndose culpable de que estuviese
solo en la pecera. Seguro que se había comido a sus dos compañeros anteriores
porque eran del sexo equivocado. Era un pez agresivo. Quizás la llegada de una
hembra lo transformase.
Mientras se ponía el ajustado pijama de pantaloncitos cortos,
luchó contra el convencimiento de que si no comía pronto, el estómago se le
quedaría pegado a la columna. Después de todo, ahora tenía una meta clara, un
objetivo real. Liam valía el compromiso de ciento cinco por ciento que Nicholas
pretendía. Se dedicaría en alma y cuerpo al programa de Gilda.
Pero el hambre la hizo revolverse en la cama, incapaz de
dormir.
A la una, se levantó con una decisión súbita. Una manzana, una
tostada, una taza de té con una gotita de leche. Seguro que eso no se notaría
en la balanza.
Miley bajó a la cocina por la casa oscura y silenciosa. Abrió
la nevera y se arrodilló ante ella, mirando la variedad de tentaciones
disponible.
Un pecadillo. Un sándwich. No le pondría mantequilla, negoció
consigo misma. ¿Qué tal una rebanada fina de queso con una tostada y esa
salsa... o quizás...?
-¿Se puede saber a qué estás jugando?
Con un ahogado grito de susto, Miley se giró, el corazón
latiéndole tanto que no podía respirar.
Las luces bajas de los armarios se encendieron, iluminando a
Nicholas, descalzo con el torso desnudo y sólo un par de vaqueros, observándola
con total desprecio.
-Sólo quería comer algo -murmuró Miley trémula-. No pensé que
despertaría a nadie.
-Cuando me vaya la cama, acciono el sistema de alarma. Si algo
se mueve por aquí, enseguida me entero.
Muy lindo el capitulo!
ResponderEliminarAhhh est genial ya quiero ver maaaas....
ResponderEliminarregresaste wiiiii ya me lei esta nove pero no hace mal leerla de nuevo xD sube pronto que bien q hayas vuelto cuidate.
ResponderEliminar