sábado, 21 de mayo de 2011

"La petite amie enceinte" Cap.5 HOT

-Espero que hayas dejado mi casa en orden -recalcó entonces miley en voz alta-. Y que la hayas dejado bien cerrada -añadió sin poder evitar que un gemido saliera de su boca-. ¡Por el amor de dios! ¿Cómo diablos has entrado con la alarma conectada? ¿Has vuelto a conectarla...?
-Mis empleados de seguridad no son estúpidos -alegó nick ofendido-. Lo han dejado todo en orden.
-Debe de ser reconfortante saber que cuentas con empleados tan eficientes como ladrones -comentó miley. nick le lanzó una mirada tormentosa
- Es de mala educación ignorar a las personas - añadió ella dándose la vuelta.

Lo cierto era que no era más que una mujer de la limpieza, se dijo miley exasperada. El escalafón más bajo de todo el personal. Y estaba tratando con un hombre acostumbrado a ser servido a todas horas. El hecho de que se comportara desde ese momento como si fuera invisible no abrumó a nick, que evidentemente esperaba que se mantuviera en un respetuoso silencio y que no hablara a menos que le preguntaran. Sin embargo miley nunca había sido una persona callada. De pronto sintió frío, así que sacó el abrigo de la bolsa, le quitó la etiqueta y se lo puso. Le llegaba hasta el suelo. Si se subía el cuello parecería un fantasma.
-Toma -dijo nick jonas tendiéndole su móvil. miley parpadeó confusa-. Tu historia encaja. Demitrios, el que ha ido a tu casa a por el pasaporte, lo confirma. Puedes llamar al propietario de la librería.
miley marcó el teléfono. En cuanto escuchó la voz del señor Barry le explicó que faltaría al trabajo un par de días y se disculpó por no haber avisado con más tiempo. Puso de excusa la enfermedad de un amigo. Luego colgó el teléfono. nick la miró de reojo.

-Eres una buena mentirosa, resultas muy convincente.
Unas cuantas horas más tarde nick había cambiado de estado de ánimo. Miraba a su alrededor con curiosidad. En el interior del jet los asientos eran de piel de color crema y la decoración elegante. El espacio destinado a los pasajeros parecía más un salón de lujo que un avión. ¿Acaso nick jonas se daba cuenta de la suerte que tenía? ¡En absoluto! miley observó a su anfitrión. Habían estado esperando a que el aeropuerto les concediera permiso para despegar, y mientras tanto él había recorrido la habitación de un lado a otro rebosante de frustración e impaciencia. Por fin habían despegado, pero él seguía exactamente igual. miley estuvo contemplándolo. Tenía el cabello negro azulado, perfectamente peinado, con un estilo que encajaba con la forma de su cabeza. Los ojos, espectaculares, estaban enmarcados por largas pestañas negras. Las pupilas eran del color de la noche, capaces de brillar como las estrellas. Y los fuertes pómulos le añadían carácter. La nariz, arrogante, parecía advertir de ello. ¿Y aquella boca, generosa y perfecta? Inspiraba pasión y sensualidad. miley no pudo dejar de preguntarse cómo tal conjunto de rasgos podían dar lugar a un rostro tan devastador. Para cuando llegó a ese punto de la reflexión se dio cuenta de que estaba excitada, y tuvo que admitir algo que hubiera estado perfectamente dispuesta a negar. ¿A quién había querido engañar al decir que nick jonas le producía repulsión? Aquella revelación dejó atónita a miley, que hacía años que no se sentía atraída por ningún hombre.
Pero tenía que tratarse simplemente de unas pocas hormonas que, mediante trampas, pretendían recordarle que podía ser tan estúpida como cualquier otra mujer.

nick jonas resultaba increíblemente sexy aún de mal humor, y si era ella quien se había dado cuenta entonces es que era verdaderamente sexy. Poseía esa extraña fluidez en los movimientos que tenían los hombres con perfecta conciencia de su propio cuerpo, se movía como un enorme gato sobre patas almohadilladas. Y su cuerpo era perfecto. Hombros anchos, estómago plano y tenso, caderas estrechas, muslos largos y poderosos... miley iba tomando buena nota de todos los detalles. Un hombre de ensueño... hasta que abría la boca. O mientras no la dejara cargar con las bolsas o la mirara con aquel infinito desdén sin ocurrírsele preguntar siquiera si tenía hambre o sed. nick jonas no era un hombre de sentimientos. Era duro, egoísta, de mente cuadrada y por completo centrado en sus propios deseos... De pronto nick la pilló mirándolo y frunció el ceño. miley se encogió asustada. Los ojos de él iban del dorado intenso al topacio, observó miley sintiendo de pronto que le faltaba el aliento. Sin embargo aquella era uná sensación nueva para ella, como si estuviera al borde de la más pura excitación, incapaz de apartar los ojos de él. Era una excitación enfebrecida. El corazón le latía acelerado en los oídos mientras la boca se le quedaba de pronto seca. Una llama ardiente se retorció en su interior dándole color a su semblante.

-Son las tres de la madrugada en Grecia, deberías tratar de dormir -murmuró nick con voz espesa.
El mero sonido de aquella voz profunda y masculina fue como miel para los oídos de miley, la hizo estremecerse. Parpadeó y se puso en pie.
-¿Dormir?

nick alargó una mano y pulsó un botón. Sus alucinantes ojos estaban semiocultos por las espesas pestañas. miley se sintió intensamente violenta. Mientras se ponía en pie, mirando a todas partes menos a él, apareció una azafata que la guió hasta un compartimento con una cama. miley se dejó caer al borde de ella, desconcertada ante la poderosa reacción de sus pechos y de sus pezones, completamente tensos. Nunca en la vida la había mirado ningún hombre haciéndola sentir una excitación y una urgencia tan fuertes y poderosas. Pero nick jonas lo había conseguido. miley estaba perpleja ante aquel descubrimiento, y tan avergonzada de su reacción física que había sido incapaz de controlarse. ¿Acaso se había dado cuenta él de lo sucedido? Cerró los ojos con fuerza. Estaba asustada ante la sospecha de que nick no sólo lo había notado, sino que además había querido perderla de vista precisamente por eso.
Un par de horas más tarde una voz insistente y suave despertó a miley de un sueño poco reparador.

-¿Señorita cyrus...?
miley se incorporó y se apoyó lentamente sobre los codos. La azafata asomaba la cabeza por la puerta con expresión insegura y una bandeja en las manos. miley se incorporó otro poco más y sonrió aceptando el ofrecimiento.
-Gracias...¿sí?
-Nosotros... bueno, el personal de vuelo y yo nos preguntábamos si querría usted quizá despertar al señor jonas -señaló la azafata-. Aterrizaremos dentro de quince minutos, y naturalmente ninguno de nosotros quiere molestarlo...
-¿Molestarlo? -inquirió miley preguntándose por qué le hacía aquel extraño ruego. -Alguien tiene que despertar al señor jonas para que se vista para el funeral.
-¿El funeral? -repitió miley.
-Me temo que este vuelo va muy retrasado, señorita cyrus. Entre el retraso sufrido en Londres y el de aquí, a la hora de aterrizar, no queda tiempo. El señor jonas tendrá que asistir al funeral directamente desde el aeropuerto. Espero que no lo considere una intromisión, pero quería decirle que todos nos alegramos mucho de que el señor jonas tenga a alguien en quien apoyarse en estos momentos -añadió volviendo a salir.

Miley se quedó mirando al vacío, completamente despierta. De modo que nik jonas viajaba a Grecia para asistir a un funeral. Y ésa era la razón por la que le había comprado tanta ropa negra. El personal de vuelo debía de haber llegado a la conclusión de que ella era una persona importante para nick simplemente por el hecho de que lo acompañaba. Y recordaba haberle oído decir que, precisamente en ese viaje, no deseaba tener compañía. miley no podía dejar de preguntarse de quién sería el funeral.
Tras dejar la bandeja del desayuno a un lado miley se levantó y se apresuró a entrar en el baño. Le hubiera encantado tomar una ducha, pero no había tiempo. Sacó el traje sastre negro y se lo puso. El aspecto que adquirió con él la dejó atónita. La chaqueta se le ajustaba como un guante, marcándole la cintura, destacándole los pechos. Y la estrecha falda se le pegaba a cada curva. Estaba fantástica. miley se ruborizó mientras se miraba al espejo. Aquello era vanidad y superficialidad. Volvió a la zona de pasajeros y vio a nick dormido en una posición imposible en el sillón. Apenas cabía con aquellas largas piernas. Su corazón se enterneció. Él se había quitado la corbata y la chaqueta, y llevaba la camisa de seda abierta. El escote moreno y el mentón, con la sombra de una barba naciente, le hacían parecer más joven, más accesible. Y además parecía exhausto. Le hubiera ido bien la cama de no haber estado ella.
miley se puso tensa. Todo el personal de vuelo temía molestarlo e inmiscuirse en su dolor, y ella no había hecho otra cosa desde el momento de conocerlo. Se sentía culpable. Era natural que no hubiera estado de humor. Puso una mano sobre su hombro y lo sacudió. Sus largas pestañas se levantaron lentamente. nick suspiró y miró el reloj. Se puso en pie y se dirigió al compartimento en el que estaba la cama.

-¿Señor jonas? -lo llamó miley. nick se quedó quieto, pero no contestó-. No sabía que ibas a un funeral.
-¿Es que no lees los periódicos? -preguntó él dándose la vuelta con el ceño fruncido.
-No, no tengo tiempo.
-Es el funeral de mi padre.
miley respiró hondo, pero eso no la hizo sentirse mejor. La circunstancia no podía ser peor. Era natural que hubiera deseado estar solo, pero entonces, ¿por qué había insistido en que lo acompañara? Hubiera deseado comprender por qué aquella información que había oído era tan importante. nicck había estado trabajando hasta la noche antes del funeral de su padre. ¿Acaso su muerte había sido repentina? ¿No hubiera debido de estar antes con él?

Eran más de las siete de la mañana cuando nick y miley aterrizaron en el aeropuerto de Atenas. El sol lucía brillante. Los guardias los saludaron con gesto grave al pasar la aduana, y pronto una ola de periodistas con cámaras, gritando, se acercó a ellos. Sólo unos cuantos guardias los contenían. miley se quedó helada al sentir los flashes de las cámaras. nick puso un brazo alrededor de sus hombros y la guió por el aeropuerto imperturbable, sin contestar a una sola de las preguntas que le dirigían en todos los idiomas.
-¿Quién es la mujer que lo acompaña? -oyó miley que preguntaba un hombre en inglés.
miley estaba escandalizada ante el comportamiento de los paparazzi. ¿Qué había sido de la intimidad? nick jonas se dirigía al funeral de su padre, ¿acaso lo seguían fuera a donde fuera?
Con frecuencia en el trabajo, durante los descansos, miley había oído hablar a sus compañeras sobre la vida privada de nick. Era la comidilla interminable de los titulares y de la prensa amarilla. Había tenido aventuras con las mujeres más atractivas, y se le consideraba todo un dios del sexo. Pero miley siempre se había considerado por encima de todo eso. No le inspiraba el menor interés un hombre al que ni conocía ni podía conocer, así que no había prestado atención. nick y miley cambiaron de terminal y entraron en una pequeña sala de espera.

-¿Es siempre así con los periodistas? -preguntó ella.
-Sí, bueno, me temo que hoy tu presencia ha causado más excitación de lo habitual -contestó nick encogiéndose de hombros.
-Pues espero que nadie me reconozca. ¿A qué estamos esperando?
-A un avión que nos llevará a la isla en la que se celebra el funeral. Otro vuelo, pensó miley reprimiendo un suspiro. El viaje parecía interminable.
-¿Otra isla?
-Chindos. ¿Pero será posible que no sepas nada de mí? ¡Es que no sabes nada! -comentó nick sorprendido-. No estoy acostumbrado.
-Pero apuesto a que es bueno para ti... es la prueba de que no eres el centro del universo - musitó miley haciendo una mueca-. Lo siento, lo siento, sólo estaba pensando en voz alta.
-Tienes una desastrosa falta de tacto que debe de causarte graves problemas -comentó nick escrutándola con una sonrisa. -La gente ya me conoce -contestó miley tragando, agradecida de que él no hubiera explotado.
-¿Y por qué siempre buscas pelea? Pareces tan delicada y femenina... -continuó nick sin dejar de observarIa.
-¡No, por favor, delicada no...!
-¿Bonita?
-¡Eso es peor! -lo censuró ella-. Los hombres se niegan a tomarme en serio, es el problema de ser castaña y bajita...
-Pero si tú no eres castaña, tienes un pelo muy llamativo -comentó nick con desdén-. Si de verdad no quieres provocar esa actitud en los hombres no te tiñas de ese color.
-Es mi pelo, es natural. Mi abuela era holandesa, y muy castaña -explicó miley acostumbrada a las sospechas.
-¿Natural? No te creo. Quítate el sombrero.

Tras unos segundos de vacilación miley lo hizo. El color de su pelo brillaba contrastando con el negro del abrigo.
-¿Lo ves? Es natural.

nick miró fijamente aquel cabello. El silencio era tan espeso que podía cortarse. miley lo observó con los ojos entrecerrados. nick era alto y reservado, resultaba exótico. Y el elegante traje le sentaba de un modo impresionante. Pero no podía seguir así. miley se echó a temblar, se daba cuenta de que era incapaz de mantener el control. Cada vez que miraba nick jonas sentía una desesperada e inmensa excitación sexual. No podía soportar que le ocurriera eso con ningún hombre. Era una debilidad, algo irracional, humillante...
-¿Cómo es ser una mujer de la limpieza? -preguntó nick de pronto, medio tartamudeando.
-Escucha, no hace falta que me des conversación.
-Ha sido una pregunta sincera.
-Bueno, bien, pues es... aburrido, repetitivo y además está mal pagado -explicó miley con insolencia-. Así que si esperabas otra cosa siento decepcionarte.
-Y entonces, ¿por qué lo haces?
-Tengo un buen horario, y además no tengo a ningún jefe pelmazo detrás. No me gusta que me controlen.
-Ya me he dado cuenta. Deberías de solucionar ese problema y tratar de buscar un empleo mejor. Aunque quizá no tengas ninguna preparación ni experiencia en ninguna otra cosa.
-Ya tengo planes, gracias. Soy una mujer ambiciosa, dentro de lo que cabe. No estaré abrillantando suelos mucho tiempo -explicó miley burlona.
--No es muy buena idea contarme eso precisamente a mí -comentó nick escrutándola con duros ojos negros-. Yo nunca bromeo con los negocios, miley
-Ni yo. Los negocios son lo primero en mi vida. Y lo último. Lo son todo.
-¿En serio?
-Sí, y te advierto que ya me debes bastante dinero -informó miley amable-. ¿Te has dado cuenta de que espero que me pagues por cada una de las horas que he perdido? -Naturalmente.
-Con horas extra incluidas -especificó mil dispuesta a luchar-. Me tomo muy en serio eso de que me hagan pasar hambre, no me den tiempo para descansar y me tengan despierta hasta las tres de la mañana.
-Eres tu peor enemigo, miley -murmuró nick con ojos sonrientes-. Te hubiera pagado mil veces más si te hubieras quedado calladita.
-Bueno, no soy una avara. Y a propósito, cuando dije que no iba a seguir abrillantando suelos durante mucho tiempo no estaba pensando en lo que oí, eso ya lo he olvidado.
-¿Y cómo has podido olvidarlo? -preguntó él incrédulo.
-Aunque hubiera comprendido la importancia de ese comentario, cosa que no es así, soy una persona honesta. Nunca hubiera tratado de aprovecharme de esa información.
-Los peores son los que se pasan la vida diciéndote lo honestos que son.
-¡Es evidente que creerás lo que se te antoje, así que adelante! -exclamó miley ofendida.
-No puedes culparme por tomar precauciones.

Aquella confiada afirmación llenó a miley de resentimiento. ¿A quién se creía que estaba engañando? Él no había vacilado en utilizar su poder como arma, y el hecho de que ella hubiera tratado de ver el lado positivo de la situación no lo alteraba en nada.
-No te atrevas a justificarte, llama a las cosas por su nombre -advirtió miley-. Si tú y yo no fuéramos quienes somos yo no estaría aquí. Y si emili y yo no necesitáramos nuestros empleos te habría mandado a donde te mereces.
-Me lo imagino -soltó él con voz de seda.
-Y sabes muy bien que arrastrarme de este modo... bueno, no es precisamente un trato de ensueño, ¿no crees? No quisiera ser irrespetuosa, pero no me gustan los funerales.
-¡Pues a mi padre le hubieras encantado! -exclamó nick con un brillo en los ojos.
-¿Es que él era de los buenos?

nick volvió a ponerse tenso. Toda la expresión divertida de su rostro desapareció. En silencio, asintió con gesto duro. Luego le dio la espalda a miley, que hubiera deseado mantener la boca cerrada. Entonces alguien llamó a la puerta. Era hora de marcharse. Ambos salieron al creciente calor del sol y caminaron hasta embarcar en un pequeño avión. ¿Cómo había podido tener tan poco tacto? El avión sobrevoló las aguas del Adriático. Sólo el ruido del motor llenaba el silencio. miley sintió que los párpados le pesaban. Se hundió en el asiento y se durmió.
miley, que tenía temperamento y que de hecho estaba ya alterada, estalló. Reaccionó instintivamente, levantando una mano y abofeteando el rostro de nick con fuerza..

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