-. Vete al mostrador de embarque y cállate ya. Y procura no aterrorizar a nadie más.
miley le dio la espalda, imperturbable ante la ira que él trataba por todos los medios de refrenar, y eligió unas sandalias de tacón alto negras. Se las probó. Le sentaban bien. Se las pasó a nick sin mirarlo siquiera y se reunió con la encargada en la zona de lencería, donde eligió un camisón y algunos conjuntos de ropa interior. Discutir en público no servía más que para mortificarla. Accedería a comprar la ropa y luego la dejaría abandonada en cuanto perdiera de vista a aquel horrible hombre. La idea de tener que pasar treinta y seis horas con él la enfurecía. nick le devolvió el vestido azul y los zapatos.
-Póntelo -ordenó con una insolencia estudiada.
miley entró en el probador. Aquel hombre no tenía modales. Debía de encantarle discutir, no tenía pelos en la lengua y además era un desinhibido. Y en cuanto a su forma de reaccionar cuando alguien lo trataba con la misma medicina... ardía en llamas y estallaba como un cohete. Para cuando miley salió del probador toda la plantilla de empleados estaba atareada envolviéndoles la mercancía. miley nunca se había alegrado tanto en su vida de abandonar una tienda.
-Supongo que ahora querrás entrar en ésa de ahí - comentó nick con una expresión de condena mal disimulada, haciendo un gesto hacia una perfumería.
-No, me las arreglaré. Los hombres primitivos se lavaban los dientes con un palito, ya encontraré alguno por ahí.
nick se quedó mirándola atónito. Y después sorprendió terriblemente a mley. Echó la cabeza atrás y rió con espontaneidad, realmente divertido. miley lo miró con el pulso acelerado. Su blanca dentadura contrastaba con la piel aceitunada, y sus ojos negros brillaban. El humor había borrado todo rastro de tensión de su rostro, y miley, desorientada, fue capaz por fin de apreciar lo atractivo que era.
-No me gusta ir de compras -le confió él en secreto, con voz ronca, como si ella aún no se hubiera dado cuenta-. Por lo general otras personas compran por mí.
miley se sintió de pronto incómodamente excitada, de modo que bajó la vista al suelo. Sin embargo en su mente seguía viendo la imagen de aquel devastador rostro oscuro y mediterráneo. Y la conciencia de ello, la mera idea, la inquietó. nick jonas no estaba haciendo el menor esfuerzo por impresionarla, y sin embargo ella era plenamente consciente de su apabullante atractivo y sexualidad masculina. No le gustaba esa sensación, le molestaba sentirse tensa e incómoda en presencia de él. miley sólo tenía veintiún años, pero ya había decidido que los hombres eran un gasto inútil de tiempo y energías. Y nunca se había arrepentido de haber llegado a esa conclusión. No odiaba al sexo masculino, pero siempre reía con ganas cuando alguien contaba un chiste sobre su inutilidad. Después de todo la experiencia de miley en ese campo, desde su infancia, había sido larga y traumática. nick trató de obligar a miley a que se apresurara y posó una mano sobre su espalda para que no se parara mientras caminaban por la terminal del aeropuerto. Ella se puso a la defensiva.
-Disculpa -dijo dando un paso atrás, decidida de pronto a escapar aunque sólo fuera por unos minutos.
-¿Adónde crees que vas?
-Al servicio de señoras -contestó ella con énfasis . ¿Es que pretendes venir conmigo?
-Te doy dos minutos.
miley dejó caer las bolsas de la boutique a los pies de nick, y luego echó a caminar.
-miley... -la llamó él tendiéndole un peine-, quizá debieras de hacer algo con tu pelo mientras estás ahí dentro.
miley apretó los dientes. No había tenido tiempo ni de mirarse al espejo. Se resistió a peinarse el cabello con los dedos y continuó caminando hasta desaparecer por la puerta de los servicios. En cuestión de segundos se cepilló el cabello hasta que calló suelto y liso por los hombros. Se miró al espejo y frunció el ceño al notar que tenía las mejillas sonrosadas y los ojos brillantes. El vestido era sencillo dentro de su elegancia, y eso le gustaba. Pero no era su estilo. Apretó los labios sonrosados y generosos y examinó el peine de plata que él le había dado, recordando la facilidad c-ñon la que había adivinado su talla. Aquello no hubiera debido de sorprenderla. nick jonas, de unos veintinueve años, era un mujeriego impenitente e irrecuperable. Y era natural que lo fuera, reflexionó miley con cinismo. Los hombres con dinero y poder vivían en un mercado lleno de mujeres deseosas de vender. nick era un verdadero imán para las mujeres, y él lo sabía. Y era evidente que nunca en la vida había tenido que preocuparse demasiado por endulzar sus modales, que resultaban poco menos que impresentables. Sin embargo, a pesar de todo, iba a viajar gratis a Grecia. En un avión privado y con toda clase de lujos. ¿Desventajas? Tener a nick jonas pegado a sus espaldas. Aquélla iba a ser toda una aventura, se dijo miley. Mucho más divertido que abrillantar suelos. De repente recordó que tenía que llamar al señor Barry. Su otro jefe esperaría que ella abriera la librería a la mañana siguiente, como era habitual. Nunca llegaba hasta mediodía. A pesar de la advertencia de nick tenía que llamar al señor Barry, pero no podía contarle la verdad. Tendría que inventarse una excusa para explicarle su ausencia. miley se escondió detrás de dos mujeres altas que salían del baño y se escabulló hasta los teléfonos públicos a escasos metros. nick jonas estaba de pie, en medio de la sala abarrotada, hablando distraído por el móvil.
miley marcó el teléfono de la operadora. Como no tenía dinero tenía que pedir una llamada a cobro revertido. Justo cuando contestó la operadora nick volvió la cabeza arrogante hacia ella. Alfonso colgó de golpe, pero no fue lo suficientemente rápida. nick la vio antes de que pudiera alejarse de los teléfonos. miley se quedó paralizada ante los ojos negros que la miraban fijos como si hubiera cometido un crimen. El rostro de nick se fue tensando mientras se acercaba. Y miley, que sabía muy bien qué se sentía cuando un miembro del sexo opuesto la aburría o molestaba, descubrió lo que se sentía cuando la atemorizaba...
Unos peligrosos ojos negros escrutaron el pálido rostro de miley. .
-¡Te pierdo de vista un instante y te pones a llamar por teléfono! ¡Estabas filtrando la información! ¡Has traicionado mi confianza! -la condenó nick jonas sin disimular su ira. .
A pesar de estar temblando y de tener el estómago agarrotado miley no pudo dejar de sentirse fascinada ante aquel temperamento mediterráneo explosivo, volátil y lleno de dramatismo. Le resultaba completamente extraño. .
-Señor jonas... -comenzó a decir tratando por todos los medios de hacerle comprender que no debía de suponer siempre lo peor. -Has hecho tu elección, así sea. ¡Voy a destruirte por esto! -añadió nick letal. .
-Lo has malinterpretado -protestó ella febril-. ¡Sólo he podido llamar a la operadora! nick la miró despreciativo y se alejó a grandes pasos. La ira se expresaba en cada movimiento de su cuerpo. .
Por un instante miley se quedó paralizada, desconcertada. nick jonas la había arrastrado hasta el aeropuerto, la había maltratado y de pronto la dejaba ahí, tirada y sin dinero. Sólo el miedo a lo que pudiera sucederle a emili la hizo correr tras él. .
-¡Apártate de mi camino! -gritó él al verla..
-¡No es lo que tú crees! -explicó miley acalorada. nick continuó andando sin hacerle caso-. ¡Eres un cabezota! ¡Lo único que estaba haciendo era una llamada a cobro revertido a mi jefe de la librería, ¿vale? .
-¿De qué librería estás hablando? -preguntó nick de mal humor, volviéndose hacia ella de mala gana. .
miley se quedó mirándolo con el ceño fruncido, notando de repente que faltaba algo. .
-¿Qué diablos has hecho con las bolsas? ¡Por el amor de dios, has salido corriendo y te las has dejado tiradas ahí en medio, ¿a que sí? .
miley se dio la vuelta y volvió sobre sus pasos. Vio las bolsas en el suelo y se apresuró a recogerlas para volver junto a él. .
-¿Qué librería? -repitió nick sin inmutarse al verla llegar cargada. .
-Trabajo en una librería durante el día. Y además vivo justo encima....- miley hizo una pausa para recuperar el aliento-. Tengo que hablar con el señor Barry para avisarle de que mañana no iré, si desaparezco de repente llamará a la policía... .
-¡Tonterías! Pensará que te has escapado con tu novio. Los empleados de tu edad son de poco fiar -aseguró nick sin dejarse impresionar. .
Ofendida ante aquella respuesta, miley respiró hondo y trató de mantener la calma, pero no funcionó. .
-¿Sabes? ¡Estoy hasta aquí de ti! -exclamó llevándose la mano a lo alto de la cabeza-. Yo no tengo ningún novio, y además soy una empleada de fiar. No me subestimes ni me hables en ese tono, yo nunca falto a mi trabajo. Llevo cinco años en el mismo empleo, y durante los dos últimos se puede decir que casi he llevado sola el negocio... .
-¿Y entonces qué estás haciendo fregando suelos por la noche? -preguntó él incisivo. .
-Necesito el dinero, ¿vale? ¿Es que es asunto tuyo? .
-Tu insolencia me pone de mal humor. .
-Tú a mí tampoco me gustas... ¿qué esperabas? No he hecho nada malo, sólo he cometido un error, y me estás tratando como si fuera un criminal. Me haces chantaje para que haga cosas que no quiero y... además... no me gusta esa idea de que como soy pobre no debo de ser muy honesta. .
-¿Has terminado ya? -miley se puso colorada y apretó los labios-. No estoy de humor para soportar estas tonterías, hoy menos que nunca. Vamos, ya hemos perdido suficiente tiempo. .
-Entonces... ¿me crees? -preguntó miley unos segundos más tarde mientras trataba de caminar a su paso. .
-Lo único que creo es que te he pillado antes de que pudieras desobedecer mi orden de no acercarte a un teléfono -dijo nick- .Eres pequeña y escurridiza. ¿Por qué no me sorprende? .
-¡Yo no soy escurridiza! .
-Podías haberme dicho que tenías otro empleo, no soy una persona tan poco razonable -añadió nick -.Pero has preferido hacerlo a escondidas. .
Si volvía a pronunciar la palabra «escurridiza» lo abofetearía, se dijo miley con el rostro encendido. Se sentía incapaz de disculparse, pero más aún de pedirle permiso para hacer cualquier cosa. Y aquella llamada era necesaria. .
Por desgracia iba a tener que contarle al señor Barry una mentirijilla delante de él. miley no tenía por costumbre mentir. Por el contrario, era incluso demasiado directa y sincera. Conocía bien sus defectos, pero algunos de ellos eran su mejor defensa. Era una persona terriblemente independiente, no le gustaba trabajar en equipo y le encantaba disponer de libertad para decidir por sí misma. Por eso aquellos dos empleos encajaban bien con su personalidad. Casi una hora más tarde, cuando el tenso silencio de nick estaba a punto de acabar con los nervios de miley, un hombre mayor apareció con las llaves de su casa y el pasaporte. Los dos hombres se pusieron a hablar en griego ignorándola por completo.
bellisisima me encanto sigue asi :)
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