Denika me ayuda a subir la
cremallera del vestido y yo le sonrío a través del espejo. Ella asiente y sale
por la puerta cerrándola tras su espalda. Suspiro suavemente, como siempre,
antes de cada presentación siento un nudo en el estomago y la adrenalina
comienza a llenarme las venas, dejándome cargada de energía, lista para soltar
en el escenario, pero esta vez es una energía diferente, esta vez es un nudo de
pasión, de dolor acumulado, de miedo a cantar y es extraño en mi, canto
desde...siempre, pero esto es distinto, demasiado distinto, porque es una
canción especial, es de esas que cuesta demasiado cantar en vivo, para todo el
mundo, millones y millones de espectadores que te observan detalladamente, de
cien cámaras que te apuntan y captan cada movimiento, cada trozo de piel, cada
gesto, cada vez que cierras los ojos, tienes a la gente más importante de la
industria de la música sentada frente a ti...y tienes a la persona a la que va
dedicada la canción, ahí, en la misma ceremonia.
Respira, Miley, me digo a mi misma
tratando de darme ánimo, no puedo tener miedo, no puedo fallar, no puedo
mostrarme débil, muy por el contrario, tengo que ser fuerte, porque quiero que
el mundo me vea bien, quiero que sientan la vibración de mi voz y sepan que
esta soy yo, que los puedo hacer poner rojos con mis bailes, pero también que
los puedo emocionar. Quiero que sientan que estoy bien, después de todo, estoy
bien.
Me paso ambas manos por el rostro y
dando cortas respiraciones vuelvo a abrir mis ojos, es extraño mirarme al
espejo, han pasado tres meses, tres meses desde que todo cambio, desde que mi
mundo paro y cambió su rotación, transformándome nuevamente de forma completa.
Es extraño mirarme en el espejo y ver de nuevo
una melena larga, rizada y castaña, extrañaba mi pelo, este aspecto, pero me
siento tan frágil con él.
¡10 minutos Miley Cyrus! Dice el
alto parlante indicándome que debo salir en escena en breve. Con ambas manos
separo mi pelo y lo pongo sobre mis hombros, no me gusta el vestido, de verdad
que no, es romántico, tiene muchas capas, es sensual, ideal para interpretar
Wrecking ball, pero no es lo que yo quiero representar, es mi canción, el
escenario es mío y ya no puedo perder nada más de todo lo que ya perdí...Camino
hasta mi bolso y de paso me quito los tacos, abro el cierre y saco una camiseta
a rayas blanca con negro. Tiro del vestido sobre mi cabeza y me pongo la camiseta,
me queda lo suficientemente larga para tapar mis muslos, me dejo el hotpanss
negro. No usaré zapatos.
¡2 minutos Miley! Vuelve a decir la
voz sobre mi cabeza. Me preparo para todo lo que significará para mí esta
canción, esta precisa canción, y no
lo hago por él, lo hago por mí. Coloco el audífono por debajo de mi pelo, el
intercomunicador en la cadera del hotpanss y salgo de la habitación. Corro por
el pasillo estrecho de paredes blancas a paso medio mientras una voz por el
audífono cuenta los segundos para que salga a escena. Por el rabillo de mi ojo
veo a mamá abrir la boca, trata de decir algo, pero no la quiero escuchar y
apuro el paso. Comienzo a escuchar los gritos desesperados, las luces bajar,
escucho su voz presentándome,
diciendo mi nombre. Trago la saliva que se ha acumulado en mi boca, la siento bajar pesadamente por mi
garganta. Estoy detrás de las placas blancas, esperando el momento en que
termine de hablar, con mis ojos busco a Demi que está sentada en la primera
fila, unos puestos más allá Joe, Danielle, Kevin, Blanda...y la veo, a ella, a
su novia. ¡Maldita sea! ¿En qué momento
llegó?
-Con ustedes...¡Miley Cyrus! –dice
él-
Tiempo fuera, es el momento.
Las primeras notas del piano
comienzan a sonar.
We clawed, we chained, our hearts in
vain, we jumped, never asking why…
Comienzo a cantar suavemente
mientras camino por el escenario, y los primeros bailarines de cuerpo pintado
gris comienzan a salir...
We kissed, I fell under toy spell a
love, no one could deny…
Y la gente se vuelve loca, comienza
a aplaudir y yo solo me concentro en la canción en sentirla, porque no tendré
otra oportunidad para interpretársela a él, de decirle como me siento.
Don’t you ever say I just walked
away, I will always want you
Y resuena el primer estallido de
fuegos. Los bailarines en parejas me envuelven, todos llevan poca ropa, la
sensación es suave, es una balada y todos parecen absortos recordando a sus
primeros amores, sintiendo la canción, tanto como yo.
I can’t live a lie, running for my
life
Las cámaras se acercan con su
enfoque a mi mano desnuda, sin anillo, sin él
anillo. La noticia del 2013, Miley en polémica, otra vez.
I will always want you
Sigo moviéndome lentamente por el
escenario, caminando descalza, solo con esa
camiseta, la de antaño, la de los recuerdos, y no me importa que ellos noten
que camiseta es. De quién es. Bailarinas caen en sus telas, haciendo movimientos
lentos...
Yeah, I just closed my eyes and
swung, left me crouching in a blaze and fall, all you ever did was break me,
yeah, you, you wreck me
Siento todas las miradas en mi,
tratando de entender todo, puedo ver a los columnistas escribiendo desde sus
tablet cuando abro mis ojos por un Segundo, miro a Demi que parece impactada, y
sus ojos llenos de pequeñas lagrimas, veo los ojos azules de mamá más afectados
aun, porque todos saben lo que pasé y que esta es la única verdad, dos filas
más allá veo a Ryan de E! no creyendo todo lo que ve. Viene la parte lenta y un
nudo se hace en mi garganta, sé que tengo los ojos llorosos y que en cualquier
momento se me puede quebrar la voz.
Camino hacia la plataforma
cantando, con los ojos cerrados, y sé que su familia está sentada justo al
frente...
I never meant to start a war, I just
wanted you to let me in, and instead of using force I guess I should’ve let you
in, I never meant to start a war, I just wanted you to let me in, I guess I
should’ve let you in
Me pongo de cuclillas mientras
canto esas ultimas letras, aquí viene la parte más difícil. Abro los ojos.
Don’t you ever say I just walked
away, I will always want you…
Él está frente a mí, y mis ojos están
puestos en él, hacen contacto, estallan, el mundo se para, como todas las veces
que hemos estado separados y nos volvemos a ver, nos volvemos a conectar y la
sensación es tan fuerte y profunda que hace que mi corazón martillee fuerte en
mi pecho, me cuesta respirar y me paro rápido, agitando mi brazo con fuerza, me
giro mientras canto con la voz llena de potencia, de sentimiento y pasión. Otra
ola de fuegos estalla a mí alrededor, las bailarinas se lanzan hacia los chicos
mientras las giran por los aires
I came in
like a wrecking ball, I never hit so hard in love, all I wanted was to break
your walls, all you ever did was break me…
La canción avanza, los violines
intensifican sus notas para morir con la última frase…
Yeah, you wreck me...
La canción termina. Todos se paran
de sus asientos y me aplauden, yo sonrió enseñando mis dientes y miro de un
lado a otro. Todos parecen emocionados, y eso era lo que quería ¿no? Estos son
los Ema, tienen más de lo que querían. Por un segundo miro a Nicholas, las
cámaras lo enfocan aplaudiendo. Yo hago la reverencia y salgo corriendo mientras
me arranco el auricular, no quiero esperar al presentador, no quiero
tener que
abrazarlo después de cantarle a él delante de todo el público, de que fuese tan
notorio. De camino al camerino bajo la intensidad y dejo de correr, y comienzo
a caminar mientras me seco una lagrima que se me escapó por el rabillo del ojo.
Suspiro, terminé, presenté, fin de mi día aunque aun sea muy temprano, no me
quiero quedar a ver el resto de los premios, no quiero tener que estar sentada
mientras lo veo anunciar premio por premio, después de mi actuación, fue muy
personal, muy dolorosa, muy dedicada a
él, no quiero y no puedo soportarlo. No quiero tener que acercarme a
saludar a su familia y tener que encima, abrazar a su novia, no quiero ver la
sonrisita burlona que sé que Joe me dará, no quiero ver que ya no pertenezco a
ese grupo.
Abro la puerta del camerino y al
cerrarla me apoyo en ella cerrando los ojos con fuerza. Terminó.
Dejo salir el aire que acumulé sin
darme cuenta, fue, demasiado intenso todo, la canción, la música en vivo, los
violines, el piano, los bailarines, la tela, el fuego y su mirada.
Tomo el dobladillo de la camiseta y
me la voy a sacar cuando una ola de nostalgia me golpea la cara con fuerza y
decido dejármela. Agarro de mi bolso, unos jeans, una chaqueta de cuero, me
pongo botas y saco las llaves del carro, que lo demás se quede. El vestido que
se supone que me debería poner para irme a sentar al lado de todos, está
planchado y colgado perfectamente, pero no me llama la atención, mi espíritu ya
dio por terminado el día, hora de irse a casa. Salgo por la puerta trasera y me
meto en mi jeep.
Cuando entro por la avenida, pienso
por un instante irme a casa de mis padres, directo, pero son demasiadas horas,
así que prefiero irme al hotel donde me quedo siempre en NY y donde los Ema nos
tienen a todos alojados, bueno, a los que quieran pasar la noche.
Estaciono y auto y me apoyo la
cabeza unos segundos en contra del manubrio con los brazos cruzados.
-Que fue todo eso –susurro
suavemente entre los labios.
Salgo, paso por recepción, firmo
unos papeles y deslizo mi tarjeta. La chica rubia me sonríe “excelente
presentación” me dice con la voz baja apuntando a su tablet que está en el
mostrador. Miro un par de segundos, Demi está presentando. “Gracias” le digo,
ella me pasa una llavecita dorada después de que me niego a que me acompañen
hasta mi piso y desaparezco por el mostrador hasta los ascensores. Cuando estoy
frente a la puerta, meto la llave y la giro. Tiro del bolso al lado de la
puerta de entrada, me saco las botas y me sumerjo en el sillón más cercano, me
acurruco en posición fetal tratando de controlar mi respiración y que la
adrenalina baje poco a poco, que mi corazón se calme, pero hay algo que no
puedo frenar y son ese par de ojos marrones mirándome profundamente, haciéndome
arder, en una mezcla de deseo, amor y reproche. Suspiro y otra maldita lágrima
se desliza por mi mejilla. Golpeo con fuerza un cojín que está a mi costado y
me cubro la cara, tapándome los ojos en un intento completamente estúpido de
frenar mis emociones. Es demasiado, todo es demasiado. Liam lejos, yo aquí
mostrando mi verdad, sí, porque está es mi realidad. Wrecking ball es mi
canción más profunda, la que nadie escuchó además de mi equipo de trabajo y yo,
hasta el momento del lanzamiento, donde hasta ese entonces mi novio, me pidió
explicaciones porque sabía exactamente que no era para él, que era una canción
reciente y no de hechos pasados, lo sabía porque me vio escribirla mientras
miraba fotos, que no eran nuestras. Me pidió explicaciones porque ambos
estábamos viviendo una mentira, una carcasa, una apariencia, porque ya no
estábamos conectados, no estábamos juntos, no nos queríamos cerca, no nos
necesitábamos. Ambos estábamos en direcciones opuestas, y chocábamos, porque las
cosas iban mal y ambos lo sabíamos, pero ninguno encontraba esa escusa para acabar con todo, porque
éramos cobardes y no nos atrevíamos a decir, que todo, ya era cenizas. Que nos
apresuramos demasiado por el matrimonio, y que ya no queríamos eso para nuestras
vidas, porque yo aun añoraba a... y él quería estar con otra, que no era yo.
Nos aferramos a esa canción, yo le entregué el anillo y todo, absolutamente
todo, se derrumbó.
Golpeo una y otra, y otra vez el
cojín con fuerzas. Perdí mi mundo, se me fue por las manos, perdí a mi
compañero por años, le quería, le amaba, pero también perdí a mi primer amor, sin
saber cómo.
Estaba rota tratando de respirar,
tratando de no quemarme con mis propias decisiones estúpidas, asumiendo que
Nick estaba cada día más cerca de Olivia, que parecía feliz. Que Liam al fin
podía estar con quien él realmente quería estar, con una persona que le hacía
bien y yo...destrozada.
Y fue mi decisión.
Siempre lo supe y aun así saqué la
canción, porque no era solo una canción. Era mi verdad.
Voy cayendo en un espiral que me
absorbe lentamente.
¡Mierda! Despierto de un salto,
asustada, completamente desorientada. Me saco el pelo de la cara con una mano y
paso mi antebrazo por mi boca seca. Alguien toca fuertemente la puerta. Debe ser
mi manager o mamá que me dará un sermón por abandonar los premios, de seguro
muchos se preguntan dónde me metí y yo no doy señales de vida.
Me quiero golpear la cabeza contra
la pared, debí avisar. Tomo mi celular del bolsillo y veo la hora. Son las 11
de la noche. Todos deben están en el after-party. Tengo un mensaje de mamá,
ella no se pregunta donde estoy.
-¡Voy! Grito molesta a los golpes
incesantes de la puerta y el sonidito del timbre chillón. Camino descalza hasta
la puerta y prefiero no mirar. Giro la llave y abro la puerta. El corazón se me
para y no era a ninguna de las primeras cien personas que podrían estar parados
en ese instante frente a mí. Nuestros ojos se encuentran y de pronto siento
demasiado frío. ¿En qué momento me quité la chaqueta?
Su brazo se apoya duramente contra
la puerta y la hace chocar con la pared más cercana.
-¡¿Qué fue toda esa mierda Miley?!
Me dice Nick con la voz contenida siseando entre los dientes. Es un hombre
paciente y en este momento está agotando hasta su última gota. Tirito por su
voz y solo puedo mirar su cara disgustada. Él me observa directo a los ojos
buscando respuestas, pero yo no las tengo, o más bien no se las quiero dar. Me
pican los ojos. Me giro y camino dentro del departamento, la gente curiosa esta
por todos lados, los paparazis y yo no quiero hacer un escándalo de esto.
Necesito escapar. Siento como la puerta vibra al cerrarse con fuerza.
-¡Te hice una pregunta y quiero una
respuesta! –me grita Nicholas. Su paciencia se terminó. Alcanza mi brazo y me
gira. Quedamos frente a frente, mirándonos, respirando entrecortadamente, yo
por el miedo, él por la ira. Bajo mis ojos a su camisa, está usando la misma de
hace un rato. Aprieto los dientes, él después del evento se vino directo, no
fue a la fiesta, el presentador de los Ema 2013 se perdió.
-Miley...-vuelve a decir con la voz
ronca.
-Una canción ¿qué mierda haces
aquí? ¡Deberías estar en la fiesta, como todos!
-Como tú, y escapaste –dice- justo
después de tu presentación. Estamos en la misma liga.
-Yo no tenía razón para quedarme
-Todos te estaban esperando.
-Nadie me esperaba –le digo con los dientes apretados, él sabe a qué me
refiero. Liam también estaba invitado. Su mandíbula está tensa – deberías
irte...todos esperan por ti.
-Sí, mi novia espera por mí, pero no me pienso mover hasta que me digas que
fue todo eso –susurra suavemente y puedo sentir su aliento a la altura de mi
frente. Su calor. Agito mi brazo para quitarme de su agarre pero él lo
intensifica, moviéndose en la dirección adecuada para que nuestros ojos
choquen.
-Fue una presentación, como todas,
como la de Gaga, Demi, Justin...todos.
-Sabes que no hablo de eso ¿qué
pretendes? –me dice y es él quien esta vez me suelta de brazo y se lleva ambas
manos a su pelo, rompiendo sus rizos bien formados. Él se gira y noto sus
hombros y espalda tensa.
-Nada –contesto automáticamente.
-Vienes –se gira y me mira- vas, te
acercas, luego te comprometes, me alejo... ¡querías que me alejara!, ¡me
obligaste a que me alejara! Y maldita sea... ¡lo hice! Y ahora haces
esto...-dice él en un movimiento de brazos.
-¿Hago qué? –digo con la voz
pequeña, tragándome las lágrimas.
-¡Esto! ¡Todo-esto!...sacas esa
canción, rompes tu compromiso, te alejas al fin de ese imbécil, y ¿Qué esperas?
¿Qué deje a Olivia y venga aquí y te diga que esperé años por esto?
-No. Solo dije mi verdad ¡esto no
es por ti Nick, es por mi! –Dejo salir un suspiro- ¡no podía seguir viviendo en
esa mentira!
-Y esperaste para terminar todo
cuando creí que ya te había superado, que te había dejado en el pasado y
comenzaba de nuevo con una mujer asombrosa...
-¡Abre esa puerta y vete con ella!,
¡yo no te estoy pidiendo nada!
-Siempre haces eso...-Dice Nick
apoyando ambos brazos encima de la mesa, con la cabeza gacha. Quiero correr,
abrazarlo por detrás, pedirle disculpas, tratar de juntos responder las
preguntas que ambos tenemos sobre todo lo que pasó desde que nos separamos y al
tiempo yo empecé a salir con Liam.
-Yo ...mira, está bien...No
debí...de verdad, vete, yo estoy bien. Fue una estupidez.
-¡Deja de ser cobarde! –dice
Nicholas y me toma por las muñecas, nuestros ojos se encuentran-
¿Qué-es-lo-que-quieres?
-Nick, yo...todo esto.
-Solo dilo maldita sea, solo di las
palabras y sabes que yo pongo mi mundo a tus pies. Sabes que es así, sabes que
desde que te fuiste ha sido así...¡lo sabes bien! Y a pesar de eso ¡te
comprometiste, jugaste conmigo mientras yo me tragaba toda tu noticia de cuento
de hadas!
-¡Y ahí fue cuando debiste
abandonar! Fuiste un imbécil, gritaste a los cuatro vientos que no querías
saber de mi matrimonio, que aun me amabas...
-¿Qué esperabas? ¡Fue de un día
para otro! ¿Lo olvidas? Una noche nos texteabamos, nos llamábamos, y al otro
día estabas comprometida...estabas conmigo y con él de una manera asquerosa.
-Mi vida estaba resuelta... ¡él era
mi novio y tu mi amigo!
-¿Y qué paso entonces? ¿Dónde está
él? –Me dice con los ojos desafiantes y la voz baja-
-¡No te he podido olvidar imbécil!
–Le grito y lo empujo con las palmas de mis manos sobre su pecho- sabes que
siempre se trató de ti, antes, ahora,
mañana...¡siempre! Él no era mi juguete y terminó, no tenía más excusas,
se acabaron, no tenía sentido un matrimonio donde yo aun lloraba por mi ex de
la infancia...
-Sabes que nunca podré ocupar el
termino de “ex” porque vamos, volvemos, nos quemamos, ardemos, sufrimos ¡esta
relación es tóxica para los dos!
-¿Entonces qué haces aquí?
-¡Trato de entender tu loca cabeza!
Quiero saber dónde estamos Miley...
-Tú con tu novia y yo a la fuga
¿listo? ¡Ahora veté!
-¡Solo dilo!
-No sé de qué hablas... –le digo
zafándome de su mirada y su toque.
-Sabes de qué hablo –puntualiza
Nicholas y pasa un largo rato. Ambos estamos en silencio. Yo me siento en el
sillón más cercano y llevo ambas manos a mi cara. Esto no está pasando...
-¿Cómo llegamos aquí?
-No lo sé. Saltamos y nos separamos
sin saber porqué. Tu solo te fuiste...
-No vuelvas a decir que yo solo me alejé, no fue así...tú aun no
estabas preparado para decir, que yo era tu novia...pero con Samantha o Delta,
no te costó nada.
-¿Pretendías que parara mi vida,
solo porque estabas con él? ¿No era eso lo que querías?
-¡Quería de una vez que te pusieras
los pantalones y pudieras admitirlo!
-Éramos niños.
-¿Y ahora no lo somos? ¡Estamos
actuando como adolecentes!
-Tú ya no pareces
adolecente...-susurra el suavemente y se pone de cuclillas frente a mí. Alza su
mano y me acaricia con sus nudillos la mejilla –pero sigues siendo una,
Miley...a mí no me convences con esa postura de grande, de que puedes meterte
el mundo en el bolsillo, porque no puedes, y ese imbécil no hiso nada para
evitar que ese mundo te hiciera esto.
-¡Yo no soy débil! –le digo con la
voz rota quitando su mano de mi cara y secándome con fuerza las lagrimas-
-No, no eres débil con el resto del
mundo, pero sabes que conmigo sale la verdadera Miley, lo sabes bien... ¡Deja
de actuar de esa manera! ¡Soy yo, Nick, el que tuvo que ir hasta tu casa a
consolarte cuando Liam te engañó, cuando me dijiste que todo había acabado y al
par de semanas estabas de nuevo en sus filas, diciéndoles a todos que habías
mandado a reparar el anillo! ¡Soy yo Miley!
-¿Y qué saco?, ¿qué gano de esto
Nick? ...dime, tu estas con Olivia, seamos sinceros, pasó demasiada agua por
nuestro puente, no podemos estar juntos...
-¿Por qué? ¡Siempre es esa excusa!
–grita él y se para de pronto. Comienza a caminar por la sala.
-¡Yo no soy buena para ti!, ¡no
ahora! Tú necesitas a alguien que traiga calma a tu vida, no yo, que solo me
quiero divertir...disfrutar lo que me quitaron cuando chica.
-¿Quieres divertirte conmigo? –Me
pregunta en tono drástico mirándome a los ojos-
-Tú jamás serás un juego, lo sabes,
siempre, comprometida o no, siempre fuiste tú...cada indirecta, cada canción...
-¿Entonces? ¿En qué quedamos? –me
paro y nos miramos a los ojos. El ambiente está cargado de una electricidad
fuerte entre ambos, esa electricidad y conexión que todos pudieron ver, que
todos pudieron sentir cuando Nick y yo estábamos en un mismo lugar. Esa
conexión que absolutamente nadie puede negar- Si me voy por esa puerta, yo no
regreso Miley, todo termina aquí...-me advierte y yo no lo pienso dos segundos.
Doy un paso hacia él, agarro en un puño su camisa y lo tiro hacia mí.
-No, esta vez no te vas a ir.
Él me toma de la cintura con sus
dos manos firmes y me besa mientras yo aprieto con fuerzas su camisa,
arrugándola en mis manos, tratando de auto convencerme que está aquí conmigo,
que todo esto es real. Su boca me invade con fuerza, con pasión, con deseo
acumulado por demasiado tiempo. Yo ladeo mi cabeza un poco para que su boca sea
más profunda y nuestros corazones se sincronizan, como siempre. Todo el tiempo
se detiene y solo somos él y yo. Su lengua cálida me invade y rodea la mía,
estoy hipnotizada, y caigo bajo su hechizo otra vez, como siempre.
Nick me aprieta más hacia él, y
siento toda su musculatura tensa a mí alrededor. Yo aprieto más mis puños en su
ropa.
Me alza y yo enrollo mis piernas a
su cadera para sentirlo más cerca de mí. Su beso comienza a decaer en
intensidad, pero se hace más profundo, más tierno, suave y sutil. Dejo de sentir
lo que quedaba de tensión entre nosotros, y nos envuelve algo sensual, un amor
mucho más complejo, que no tiene que ver con lo carnal, que va mucho, mucho más
allá de eso, un amor que tiene que ver con la historia de nosotros, con la
inocencia de cuando nos conocimos, ese tipo de amor, no el sexual, el amor
tierno, de cuando éramos unos niños, el amor de adolecentes que sufrió cuando
nos separamos, que se sanó cuando nos reconectamos, un amor más maduro que
debió pasar por pruebas, que intentó alejarse del otro, pero que fracasó
miserablemente. “No llores” me dice despacio en el oído, yo apoyo mi frente con
la de él y me da un casto beso en los labios. Nos miramos y yo suelto su camisa
para llevar mis brazos sobre su cuello y con mis dedos poder juguetear con sus
rizos. Nick me besa la mejilla, la nariz, los labios despacio y volvemos a
perdernos en el otro. Él comienza a avanzar lentamente hacia la habitación y
segundos después puedo sentir las colchas hundirse bajo el peso de ambos.
Nuestros ojos se encuentran y yo le acaricio la mejilla, él me da una sonrisa
de infarto que hace que mi corazón cambie de latido de pronto.
-Linda camiseta...-me dice Nick y
me vuelve a besar. Puedo sentir la sonrisa en sus labios. Es la camiseta que él
llevaba el día que nos conocimos, y que yo le dije que odiaba, la misma que
después me regaló y yo conservé para siempre.
Mis manos tocan su espalda a
trazos...sonrió para mí, porque yo acaricié esa espada antes que cualquier otra
mujer, cuando no estaba llena de músculos...cuando era solo la espalda de un
niño y ahora, es la de un hombre. Jalo de ella hasta lograr sacarla de sus
pantalones. Él me sonríe de forma picara y la saca de un tirón por su cabeza
flexionando sus músculos de manera deliciosa y sensual, me invade un profundo
deseo. Nuestras bocas se vuelven a unir en un beso lento...
-Esto no es justo –me susurra él
entre mis labios y desabrocha el botón de mi jeans y baja la cremallera
lentamente. Nick entierra su nariz en mi vientre y lo acaricia con pequeños
besos castos que pasa sobre mis caderas. Va subiendo de a poco y su nariz
arrastra poco a poco mi camiseta. Sus manos están a cada lado de mi cadera y
ayudan a sacar mi /su camiseta del camino. Cuando está fuera, deja salir un
suspiro de puro placer masculino, con el matiz necesario de amor. Yo llevo mis
manos hasta su pecho y las bajo lentamente con los dedos separados tratando de
tocar cada centímetro de su piel, para recordarla, para que no se me olvide
jamás su tacto, su suavidad, su calor.
Él saca mis jeans del camino, yo
hago lo mismo, y ambos estamos en ropa interior. Me besa el pelo, la frente, mi
rostro completo...yo acaricio su espalda, pongo mis piernas en su cintura. Lo
amo, desde que era una niña.
Rodamos por la cama.
Estoy sobre él ahora, a horcajadas
mientras Nicholas me mira con devoción, con ojos tan tiernos que rompe mi
espíritu en miles de pedazos y siento ganas de llorar, de amor, por todo el
tiempo que debió pasar para estar así, para podernos amar físicamente, quiero
llorar porque lo extrañé, porque me da terror que se vaya de nuevo. Nicholas
con un hábil movimiento de dedos desabrocha mi brasier. Yo me agacho hasta que
nuestros pechos están pegados, ambos respiramos entrecortadamente y él con una
mano aparta mi pelo hacia un lado. Me besa, despacio...
Yo toco sus brazos, su pecho, su
rostro, su pelo...Nos giramos y besamos por demasiado tiempo, susurrándonos
palabras suaves. No me doy cuenta cuando perdimos lo que nos quedaba de ropa.
Él me mira profundamente, con ambas manos apoyadas en el colchón. Me pide
permiso para continuar.
Yo asiento.
Nick se hunde en mí.
Yo clavo mis uñas en su espalda.
Él deja caer su cabeza hacia
adelante.
Me besa la garganta. Chupa.
Entreabro mis labios para poder
respirar.
Nicholas se mueve dentro de mí,
dejando salir suspiros.
Giramos, incrementamos el ritmo,
nos aferramos con piernas, brazos, a las mantas, al pelo, a los hombros.
Giramos.
Nos provocamos el uno al otro.
Grito de placer.
Ambos queremos más.
Nicholas se mueve con experiencia.
Siento como el calor comienza a
subir por mi vientre.
Él me toma firme del lado derecho
de la cadera.
Ambos llegamos al éxtasis.
Perdidos
En
El
Otro.